domingo, 6 de diciembre de 2015

Invitación Peligrosa - Capitulo 23



“Anómalo”

Me fui despertando de a poco, estirando mis piernas y brazos. Dios, abrí mis ojos de golpe al darme cuenta que me sentía con mucha energías. Noté que estaba todo oscuro. Asustada me levanté y noté que estaba en la habitación de Max ¿es qué acaso…?
—Buenas noches –miré hacia el piano, donde él estaba sentado hacia mí, mirándome.
—Buenas noches –dije desorientada — ¿Cuánto he…?
—Dos días…seguidos, llamé a Ezequiel para saber si estabas bien, dijo que la pastilla que te di solo te había hecho un muy buen efecto.

— ¡¿Qué me diste?! –levanté la voz.
Él enarco una ceja, lo que hizo que me arrepintiera de hablarle así. Segundo después, me sentí estúpida por preocuparme de sus reacciones.
—Solo fue un relajante muscular.
—Funcionó —dije tomando mi cabeza. Se sentía liviana y muy diferente a hace dos días atrás, donde cada célula de mi cuerpo quería terminar conmigo.
—Por lo visto te sientes mejor.
—Mi trabajo –dije dándome cuenta de lo que ocurría.
—Todo va bien, has dejado todo listo antes de tiempo, así que solo le pedí a Mary que hiciera parte de tus tareas —no lo seguí escuchando, ya que recordé algo más importante que pensar en que Mary arruinando todo mi computador.
— ¡Noah! –Grité –lo dejé plantado.
—Así es, debiste haber visto su cara.
— ¿Fuiste tú en mi reemplazo? –dije sorprendida.
—No, te fue a buscar.
—Entonces supo que no fue mi intención.
— ¿Crees qué soy estúpido? –lo miré enojada.
—No le dije que no habías ido a trabajar –él levantó los hombros, quitándole importancia.
Iba a decir algo pero mi estómago sonó dejándome expuesta ante el hambre que sentía.
—Bueno, mejor ve a la cocina, hay comida esperándote –no le dije nada, solo me fui directo a la puerta para salir de ahí.
Max seguía extraño.
Comí rápidamente, ya que moría de hambre, lo más chocante fue que Max llegó a mi lado y me observó sin decir nada por mucho tiempo.
— ¿Qué sucede? –estaba actuando de forma diferente.
—Nada –dijo esquivando mi mirada y poniéndose de pie –arréglate porque tenemos que salir –fruncí el ceño.
—No tengo ánimos, es más, creo… –Max se volteó y me dio una mirada. Fruncí el ceño molesta –no me des esas miraditas Sr. Blake que conmigo no resultan, ya deberías saberlo por todo este tiempo que hemos compartido no solo este techo, no importa lo que hagas, no me voy a rendir –él me iba a decir algo, pero se retracto.
—Solo arréglate Lizzie, es por tu bien –se fue como si estuviera cansado, alto ¿dijo por mi bien? ¿Qué estaba sucediendo aquí?
Terminé de comer y fui a la habitación para arreglarme. Me preguntaba a dónde demonios me quería llevar Max, además tampoco podía sacar de mi mente a Noah, él iba a pensar lo peor de mi, haberlo dejado plantado, era imperdonable.
Me miré al espejo, lucía bien, unos jeans oscuros, una blusa gris con estampados de líneas horizontales y mi abrigo verde, finalmente me puse unas botas negras. Finalmente me dirigí hasta donde se encontraba Max, en la sala.
Se veía increíble como siempre, pero mucho más casual. Con unos jeans y un suéter marrón, de cierta forma creo que solo él podía lucir así de bien con aquellas prendas.
— ¿A dónde vamos? –él solo se giró y se dirigió hacia el ascensor, así que no tuve otra opción más que seguirlo.
Entramos y bajamos en silencio hasta el primer piso en completo silencio.
— ¿Me podrías orientar? –me quedé a las afueras del ascensor sin avanzar para que Max me explicara qué demonios estaba sucediendo. Me quedó mirando con una expresión indiferente.
—Solo ven conmigo –negué. No tenía idea a donde este sádico vampiro me podía llevar y sus antiguas acciones no me aseguraban que podía salir viva de todo esto –Muy bien –tomó mi mano y me hizo caminar con él, lo hice sin reclamar, ya que había demasiado público, sin embargo cuando llegamos a las puertas del hotel, comencé a tratar de zafarme de su mano — ¡Basta! ¡Se trata de tu amiga Sophia! –no moví mi cuerpo ni un centímetro más al escuchar lo que había dicho.
— ¿De…Sophia? –Él no me respondió — ¿Le has hecho daño? –comencé a respirar rápidamente sin poder siquiera decir la palabra que estaba pensando.
—Entra pronto y no digas nada –hice lo que me dijo sin ningún problema, ya que mi mente se bloqueó por completo.
Nos ubicamos en el asiento trasero, ni siquiera fui capaz de hablarle a Thomas, aunque él tampoco dijo nada, menos con la mirada asesina que le dio Max.
—Ya veo  —dijo él, mirando a Thomas, quien solo frunció el ceño al escucharlo.
Hice mis manos un puño pensando en que Thomas Scott también estaba involucrado en lo que le pudo suceder a Sophia.
— ¿Dónde está? –pregunté mirando mis rodillas sin poder levantar la mirada y ver la expresión de suficiencia de Max, tratando de decirme “te lo advertí” ¡demonios!  Mis ojos se llenaron de lágrimas al pensar que a Sophia le pudo suceder algo por mi culpa ¿es qué Max me estaba llevando a dónde tenían su cuerpo? ¿A dónde estaba herida? ¡No! Él no cometería el error de dejarla viva después de haberle hecho Dios sabe qué cosa.
—Green, basta de llorar, estas siendo…
— ¡¿Dónde está?! –le grité sin importarme que Thomas estuviera solo a unos centímetros de nosotros.
—Cuidado...
— ¡No me importa! –volví a gritarle, realmente no me importaba gritarle, si algo malo le había sucedido a Sophia jamás me lo perdonaría y buscaría la forma de que Max o quien estuviera involucrado pagara por lo que le hicieron… y si eso me ponía en peligro, no me interesaría.
—Green.
—Dime qué le hiciste –enfrenté su mirada y solo pude ver como rodaba los ojos.
—Acelera Thomas, no quiero estar viviendo este drama por más tiempo.
Thomas hizo lo que le dijo su jefe y este se quedó mirando hacia afuera, apoyando su rostro en la mano.
— ¡Max! –Dije tirando de su brazo para que no me ignorara y me dijera como estaba Sophia, pero era inútil, ni siquiera se giraba a verme — ¡Max! –grité con todas mis fuerzas, pero el auto negro se detuvo en ese momento.
—Ya llegamos –dijo Thomas bajándose del auto y abriendo mi puerta.
Max salió por su lado sin siquiera decir algo. Fue mi turno de salir y Thomas me sonreía ¿Por qué lo hacía si iba a ver a mi amiga muerta?
–Mira –me indicó con su dedo índice que mirara algo detrás de mí. Me giré de inmediato y pude ver que estábamos en el pub de Nathalie y Robin.
—Cógelo –volví a mirar a Thomas y en su mano había un pañuelo, de género –no había necesidad de que lloraras –lo miré e hice mohín, estaba aun muy asustada. Tomé el pañuelo y limpie mis mejillas.
— ¡Green! –Escuche la voz de Max, quien nos miraba furioso –no tengo toda la noche para estar en esto –asentí y miré a Thomas.
—Gracias –dije devolviendo su pañuelo, pero él dejó que yo me lo quedara.
—Por si lloras esta noche de nuevo –sonreí a de nuevo –no hay nada por lo que temer, ya verás –asentí, creyendo en lo que estaba diciendo.
—Nos vemos, gracias –me empiné y le di un beso en la mejilla para luego arreglar mejor mi bolso e irme hacia donde estaba Max, quien nos miraba nuevamente furioso.
Tomó mi brazo con brusquedad y me hizo entrar al pub.
— ¡Cuidado! –dije tratando de soltarme, pero él se detuvo y se acercó bastante a mi rostro, nos distanciaban solo unos centímetros.
—No abuses Green, no te perdonaré si vuelves a andar en planes como los de la otra vez –fruncí el ceño, sin entender –Noah Marshall… —tragué saliva nerviosa ante lo que dijo –Thomas es un buen empleado, no quiero que lo arruines porque no puedes controlar tus piernas –abrí mi boca sorprendida al escucharlo.
 Lo empujé con todas mis fuerzas para alejarlo de mi, solo retrocedió unos centímetros.
—No me faltes el respeto, ya me cansé de todo esto ¡Y deja de ser un maldito bipolar! –me solté de su mano y comencé a avanzar sin él.
Odiaba cuando tenía reacciones contradictorias, era un Max sádico o era un Max raro, que eligiera, pero no podía ser ambos porque solo provocaba que mi cabeza explotara.
Mire a mí alrededor para ubicarme. Aun estaba en el pasillo de entrada. Asentí y me fui hacia el piso de abajo, donde siempre se encontraba Robin, ya que Nathalie se encargaba de tener todo en orden entre el primer y segundo piso.
—Hola —miré a mi lado y pude ver que había un chico bastante alto tratando de llamar mi atención con esa sonrisa, que debo decir, era agradable — ¿Cómo te…?
—Desaparece –sentí como atrapaban mi mano derecha, entrelazando mis dedos con los suyos. Max se interponía entre aquel chico y yo –vamos –comenzó a caminar.
Sin poder evitarlo tuve que seguirlo. Bajamos las escaleras aun en mi estado de shock por cómo me estaba llevando, aunque desperté al ver al hombre tras la barra que había en el sótano de este lugar.
Solté la mano de Max con rapidez y corrí hacia la barra, donde encontré la mirada de aquel chico en cosa de segundos. Robin saltó la barra y en un segundo me dio un abrazo gigante. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos, el trabajo consumía por completo a mis queridos amigos.
— ¡Por fin llegas! Tanto tiempo, Lizzie –asentí mientras lo abrazaba.
—Te has convertido en un obsesivo al trabajo ¿Qué más querías? –Nos separamos y quede mirando lo cambiado que estaba Robin — ¿Por qué pareces mayor? –él rió.
—No exageres, tú luces muy vieja.
— ¡Robin! –dije dándole en el hombro con mi mano hecha un puño.
—Muy bien, basta de hablar de esta forma, me faltas el respeto ante mis empleados y Nathalie me dijo que debo parecer el jefe, no uno más –dijo sonriendo, obviamente no le estaba haciendo caso a su novia.
—Buenas noches –me tensé de inmediato al escuchar su voz, lo había olvidado por completo.
Me separé lentamente de Robin y quede mirando a Max.
—Robin, este es Max –dije presentándolos sin mucha emoción en mi voz.
—Hola –dijo Robin estirando su mano hacia el Monstruo — ¿es qué eres un nuevo amigo de Lizzie? –fruncí el ceño ¿Nathalie no le había hablado sobre Max?
—No –Max estrechó su mano de forma segura y un tanto brusca –soy su novio –Robin le respondió de igual forma el saludo al escuchar que era mi novio.
—Robin –lo miré reprobatoriamente.
—Ya veo –soltó la mano de Max y lo quedó mirando desde arriba hacia abajo –Mi pequeña no me había dicho nada –dijo ahora mirándome.
— ¿Le dices pequeña a Lizzie? –preguntó molesto el vampiro sádico.
—No –respondió riendo Robin –mi pequeña es la que viene allá –dijo indicando con su dedo índice a Nathalie.
Nos giramos con Max y pudimos ella venía bajando las escaleras con un hermoso vestido negro que le llegaba hasta sus rodillas y que dejaba sus brazos descubiertos. Miré a Max solo por curiosidad, pero él solo tenía el ceño fruncido y me miraba enojado ¿Qué demonios le sucedía? Yo deberías estar furiosa porque no me explicó a que veníamos.
—Tu amigo Max –miré a Robin cuando habló, sin dejar de notar a como se había referido de Max… esto traería problemas –ayudó a Sophia para que nos pusiéramos de acuerdo –miré a Max, tratando de verificar si era el mismo vampiro del que me estaba hablando Robin, y si, era el mismo vampiro sádico de hace cinco segundos.
— ¿Max? –dije sin entender.
—Solo les di el día libre –dijo de mala gana, aclarando que su ayuda había sido por completo cero aporte.
—Ya veo.
Me senté en uno de los banco de madera y cuero.
—No tomes nada –Robin se sentó a mi lado –tu cuerpo aguanta tanto el alcohol como aguanta el chocolate –lo miré enojada.
—Con el chocolate puedo morir, el alcohol no –me gire hacia Nathalie, pero me encontré con la expresión de Max, que era pura confusión.
—Hola a todos –dijo ella, quien miró de arriba abajo a Max –así que tú eres el famoso novio de relaciones abiertas ¿no? –casi me caí de la silla al escuchar a mi amiga, tan directa que llegaba a ser indiscreta.
—Y supongo que tú eres la hermosa amiga de Lizzie, Nathalie –ella asintió sonriendo y estiró su mano para saludarlo.
Con Robin nos quedamos mirando sorprendidos al ver como Max besaba la mano de Nathalie.
— ¡Ey! –Le dijo mi amigo –no estamos en siglo quince para saludos de ese tipo, cuidado —Lo quedé mirando sorprendida.
Si Max fuera humano, lo más probable es que Robin podría matarlo a golpes, ya que era gigante y musculoso, siempre llevaba su pelo negro corto porque decía que si lo llevaba más largo seria una debilidad ante la posible pelea con otro hombre. Sin embargo Max era un vampiro sádico con súper fuerza, por lo tanto, era mejor que arreglara esto antes que termináramos en alguna pelea.
—Max a veces luce como si tuviera mil quinientos  años, no te preocupes –dije tratando de que el ambiente dejara de estar tenso.
Robin quedó mirando bastante furioso a Max, en cambio este solo se vino a sentar a mi lado.
—Hola Lizzie –dijo Nathalie dándome un beso en la mejilla — ¿Cómo has estado? Max le dijo a Sophia que habías tenido unos días difíciles y que por eso no habías ido a trabajar –asentí.
—Sí, supongo que mi jefe me da demasiado trabajo –ella miró de mala forma a Max, quien solo levantó sus hombros, quitándole importancia.
Nathalie volvió a dirigirse a mí.
—Supongo –dijo con un tono más bajo –pero ya estás mejor ¿no?
—Así es ¿vienen Sophia y Damien? –ella asintió.
—Invitamos a Jenn y a Arthur, pero…
—Estaban ocupados –dije completando su frase. No pude evitar sonreír, ya sabía en que andaba mi querida amiga.
Miré a mi lado y pude notar como Max estaba observando furioso a un chico que nos sonreía ¿es qué se estaba convirtiendo en un perro guardián? Dios…esto era demasiado para mi, se estaba comportando demasiado raro.
—Si me disculpan, iré al baño antes de que llegue Sophia y Damien ¿sí? –me puse de pie con rapidez y salí de ahí. Max me estaba poniendo nerviosa.
Me tome unos largos minutos para poder tener algo de tranquilidad, lejos de Max; me costó bastante atravesar a la pista de baile donde habían muchas personas saltando, pero cuando llegue al baño de chicas, me relajé. Era un alivio notar que no había nadie en aquel lujoso baño que había diseñado Robin, tras tener una discusión bastante ferviente con Nathalie. Ganó él, por ello este lugar era solo lujo y comodidad.
— ¿Qué demonios te sucede, Lizzie? –Miré hacia atrás y Nathalie tenía aquella expresión de querer asesinarme –dejar solo a tu novio luego de que miles de chicas tengan los ojos sobre él no es algo bueno, apresúrate –asentí y acomodé un poco mi cabello como excusa — ¿Qué te pasa? –esta vez me miraba preocupada, así que tuve que optar por lo más seguro.
Le di mi mejor sonrisa.
—No es nada, no te preocupes.
Nada por lo que inquietarse, solo estaba secuestrada por un vampiro psicótico y lunático, que está afectando mi humor y mi mente.
—Muy bien, vamos, Sophia me llamó, está en la entrada –asentí y me fui con Nathalie, sin tener un momento para poner mis ideas en orden.
Llegamos cerca de la barra y Max estaba conversando con dos chicas, que claramente estaban flirteando con él. Nathalie me dio un  codazo en mi brazo para que notara lo sucedía, pero solo se ganó una mirada de odio, ya que su golpe me había dolido. Me hizo un gesto con su rostro para que fuera a donde estaba Max y espantara a las dos chicas que estaban con él.
—Lizzie –dijo un tanto molesta, para que le hiciera caso.
Nathalie era un tanto posesiva, siempre me decía que uno tenía que cuidar a “su hombre” a toda costa, sin caer en la vulgaridad “Solo hay que ser astuta, Lizzie”… no pensaba igual que ella, además era injusta con Robin, porque él la adoraba.
Rodeé los ojos cansada, si no iba y hacía lo que ella quería, lo más probable es que sospeche algo inadecuado de mi relación con Max, así que rendida me acerqué a paso lento, observando las reacciones de Max.
Realmente él las estaba mirando sin decir ni una sola palabra mientras que las chicas estaban haciendo lo mejor para llamar su atención, él incluso esquivó su mirada hacia un lado, siendo un maldito mal educado ¡no podía ser así de desagradable! Demonios, no me iba a exponer a que me vieran a su lado.
Me detuve en un segundo y lo único que hice fue sentarme a un par de bancos distanciada de él, me giré un poco para darle la espalda, pero no pasó mucho para que alguien me girara hacia él de nuevo.
— ¿Qué te sucede ahora? –me miraba con el ceño fruncido, para mí no sorpresa, enojado.
—Nada, no deberías ser tan mal educado con esas chicas –dije mirando hacia donde había estado segundo atrás. Las chicas se retiraban, nada contentas.
— ¿Estás diciendo que debo ser más amable con las mujeres que tratan de seducirme? –quede pensando lo que decía.
—Así es. No es fácil para algunas chicas acercarse a los hombres.
—Ya veo —se sentó a mi lado y no pudimos decir nada más porque en ese momento llegaron Sophia y Damien.
— ¡Hola! –nos saludó a todos de un beso en la mejilla mientras que yo salté a saludar a Damien, hace mucho que no lo veía.
— ¿Y tú? ¿No deberíamos vernos más siendo que trabajas en el edificio del al frente? –él sonrió.
—Muchos números –miró a Max y estrechó su mano.
Damien era perfecto para Sophia, tan amable y paciente que le aguantaba todas sus locuras. Ellos ya llevaban años juntos, al igual que Nathalie y Robin, desde que estábamos en secundaria, aunque estos últimos se graduaron antes que nosotros ya que eran dos años mayores. Damien tenía ahora su cabello castaño un poco más largo de lo normal y se hacia una pequeño moño, sus ojos verdes siempre brillaban cuando se encontraban con los marrones de Sophia. Era tan delgado como Thomas pero no tenía una gran espalda, aunque se ejercitaba continuamente.
Ninguno de los chicos había tenido alguna reacción extraña al ver a Max, siendo que era jefe de nosotras, competencia del edificio de Damien y sin duda un hombre de negocios para Robin y Nathalie.
— ¿Cómo has estado? ¿Mejoraste? –me preguntó Sophia preocupada.
—Sí, creo que me faltaba tener una larga siesta –si, quedar inconsciente por horas era una mejor definición para la “siesta” que tuve.
—Debes cuidarte, Lizzie –Sophia me miraba con el ceño fruncido.
—No te preocupes —le sonreí para ver si así podía relajarse más, pero ni por asomo pude engañarla.
—Y tú –dijo mirando a Max. Claramente había tomado la palabra de Max, afuera de la empresa él no era su jefe –deberías cuidar más a Lizzie –él asintió sin decir nada.
Sophia lo quedó mirando extraña, yo hice lo mismo. Max estaba demasiado raro, desde que desperté que no era el mismo de siempre ¿Qué habría pasado mientras dormía?
Con los chicos comenzamos a conversar sobre cómo estaba todo en nuestras vidas, incluso Max participó de la conversación, opinando y diciendo como había sido su vida en estos años, realmente utilizaron ese momento para interrogarlo, sobre todo Robin. Sin embargo, no me sorprendió como Max encantaba al resto de mis amigos.
Él se reía y bromeaba con Robin como si hubieran sido amigos desde años, hablaba de lo que sucedía en la economía con Damien y sin duda alguna, que haya tomado mi mano mientras estábamos hablando había encantado a Nathalie y Sophia.
Como dije, no me sorprendía lo buen actor que era, se merecía un Oscar.
—Vamos a bailar –dijo como si nada, me miraba sonriendo y bastante entusiasmado.
—No, gracias —alejé mi mano de la suya porque en todo este tiempo no me había soltado y eso me incomodaba.
—Vamos —dijo ahora un poco más serio.
Miré a los demás por si sospechaban de ese cambio de actitud, pero todos estaban conversando entre ellos. Volví a negar y me puse de pie, nadie tomó en cuenta mi movimiento por lo que salí del lado de Max y me traté de perder entre toda esas personas, pero fue inútil.
—Y luego discutes conmigo por cómo te trato –me giré al escuchar su voz en mi oído.
Tenía esa expresión enojada, pero no era como antes, algo estaba pasando aquí y no sabía que era.
—No soy buena bailando –dije mirando hacia al lado, avergonzada.
—Pero si te vi bailando con ese chico la primera noche que nos vimos y luego te vi con Noah, en ambas ocasiones te movías bien, además yo soy el que no bailo hace mucho tiempo –bajé más mis hombros.
—Es porque había tomado un poco –dije excusándome.
— ¡Vamos Lizzie! –busque con la mirada al escuchar el grito de Robin, quien me levantaba el dedo pulgar, dándome ánimos, luego le hizo un gesto a alguien y una canción muy lenta comenzó a sonar.
Eso si podía bailarlo.
—Ellos saben mucho de ti ¿no? –dijo Max mirando hacia los chicos, de seguro le llamó la atención que ellos ya sabían que no soy buena con los pies.
—Los amigos saben mucho de uno ¿no crees? James ha de saber todo de ti –él se quedó unos segundos pensando.
—Supongo.
— ¡Ya saca a bailar a tu chica! –volvimos a mirar a Robin. Demonios ¿Cómo se podía hacerse llamar mi amigo?
—Muy bien –Max sin aviso cogió mi mano y luego mi cintura. Fruncí el ceño, esto no era vals ¿Por qué me tomaba así?
— ¿Qué estás haciendo? –él me miró serio.
—Esta es la postura adecuada para bailar –lo quedé mirando como si fuera el ser más extraño del planeta… y en realidad lo era.
Comencé a carcajearme de él sin poder controlarlo, Max me soltó de inmediato.
—No puedo creer que supuestamente eres un Casanova y no sabes bailar un lento ¿Cómo es que te tiras a tanta chica por las noches? ¿Cuál es tu método?
Él se quedó callado, pensando, de seguro en algo desagradable para responder, así que me adelante para que no se le ocurriera nada.
—Realmente eres un inútil –tomé sus manos e hice que las dejara en mi cintura para yo poder rodear su cuello –Así se hace —apoyé mi cabeza en su pecho luego de notar esa extraña mirada que me estaba dando Max.
—Ya veo —dijo después de lo que hice, presionando un poco más sus manos sobre mi cintura –no suelo bailar con nadie realmente, hace mucho que no lo hacía –no fui capaz de mirarlo cuando me dijo eso ¿Qué estaba planeando? ¿Qué estaba tratando de hacer al hablarme de esa forma?
Seguimos bailando bastante tiempo, de todo un poco, hasta que de un segundo a otro, me vi riendo por lo pésima bailarina que era sobria, sin embargo, Max me miraba serio, bastante concentrado en cada uno de mis pasos.
—Muy bien, me cansé –realmente estaba cansada de sus miradas que me estaban haciendo sentir nerviosa. Solté sus manos y él me quedo mirando.
—Bueno, claramente has provocado que un mito se vaya al suelo –fruncí el ceño sin entender. Él no siguió hablando luego de eso.
—No entiendo...—por primera vez desde que comenzó a bailar, saco una sonrisa —Explícame ¿a qué te referías?
—Dicen que las personas que son buenas bailando son buenas en la cama –sentí como me comenzaba a sonrojar –me pisaste más de diez veces, eres pésima bailando, pero eres bastante buena en la…
— ¡Max! –le dije molesta por sus palabras, sin nada de vergüenza — ¿Qué te sucede? No andes diciendo bromas de ese estilo…aquí no están mis amigos para que los engañes, estas actuando muy raro –él frunció el ceño, borrando su sonrisa.
Me giré para irme, pero me detuve al momento de escucharlo segundo después. Me dejó helada.
—Ya no puedo leer tu mente Lizzie, eso es lo que sucede.

O____O wow

3 Lectores:

  1. OMG eso suena apocalisis... venga lizzie te dare unas clases basicas. MUJER BESALO Y TIRATELO tanto como puedas no te hagas la dura... resentida -.-
    Okya.
    TE AMAMOS MAX TE AMAMOS xd

    ResponderEliminar
  2. Jajajajajajaja lo había olvidado, el perder ese acceso tan importante para él lo vuelve loco jajajajaja ya lo había olvidado /-\
    Sencillamente la historia me encanta, ahora propaganda!
    #PorNavidad2CapitulosIP
    Jajajajajaja vamos tocaya, daños el regalito navideño :D shi?
    Jajajaja Feliz día de las velitas Dani. Digamos que tengo en duda si nos lees... pero bueno.
    Ah y Gracias por el cachito que nos regalas de tu imaginación

    ResponderEliminar
  3. WTF?
    OMG!
    Ese final me ha dejado estupefacta!
    :O
    Creo Que este capítulo me encantó
    En serio!
    Vamos por lo que sigue!
    Saludos! :D

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena