domingo, 23 de agosto de 2015

Destrozada - OS


Disclaimer: Ninguno de estos personajes me pertenece, sino a que son de Sthepenie Meyer.

Destrozada 

Cerré los ojos, respire profundo y me concentre en sentir la brisa del mar que desordenaba mi cabello. Mi corazón se acelero al traer imágenes de él, me era inevitable, aunque haya tratado de olvidarlo, era imposible, Edward Cullen jamás podría ser olvidado.
—Bella… —se acerco a mí y entrelazo su mano con la mía. Sonreí, el dolor de mi corazón se fue al instante de sentir el calor de su piel.
—Dime Jacob –abrí los ojos y me encontré con su mirada preocupada. Siempre la tenía cuando me descubría pensando en personas que no deberían tener ese privilegio en mi mente, personas que no valían la pena.

—Y yo que pensaba que lo estabas olvidando –baje la mirada triste. Jacob me había dicho que yo le gustaba hace más de tres meses, le dije de inmediato que no tuviera ilusiones conmigo, que yo no estaba en condiciones de estar con nadie, pero él era tan insistente, su respuesta había sido “Esperare lo que sea necesario” realmente me estaba dando mi espacio, solo era mi amigo y me estaba apoyando –ha pasado más de un año –dijo atrayendo mi atención.
—Lo sé…
—Él no se merece lo que estas sufriendo Bella, Edward Cullen, no se merece nada de ti –solté su mano y mire hacia el mar, estaba atardeciendo, el sol escondiéndose en el agua me desconectaba de extrañar tanto ese ser sobrenatural. Dios, como lo odiaba.
—Lo sé –respondí a Jacob.
—Entonces ya es hora de que vuelvas a ser la Bella que eras antes… —negué.
—Eso es imposible, y lo sabes Jacob.
—Bella….yo sé que ahora que estas en la Universidad…puedes encontrar a quien desees, pero yo…yo estoy aquí para ti, déjame hacerte feliz –suspire, siempre lo hacía cuando él comenzaba a hablar de ese modo.
—Jacob –dije mirándolo –Yo quiero tu compañía, porque eres mi amigo, no por sentir algo más…ni siquiera sé si pueda llegar a sentir algo de nuevo, por cualquiera….
—Dame una oportunidad… —dijo mirándome triste. Negué, esto era un caso perdido y lo que estaba provocando era que Jacob no se diera cuenta que podría tener a su imprimación al lado y no se daría cuenta, porque es un testarudo que se están enfocando en mi, era un lobo demasiado terco  –Bella… —a pesar de amar a Jacob, como mi mejor amigo, esto tenía que cortarlo de raíz, no era sano para él y no iba hacer una egoísta que lo iba a tener al lado, sabiendo que él no me miraba de la misma forma que yo lo hacía.
—La otra semana vuelvo a clases...y no sé si vuelva, estuve hablando con Charlie y bueno…comenzare a trabajar, así que creo que me quedare en Chicago…
—Ese tema no tiene relación con lo que te estoy diciendo –Jacob tomo mis manos y me miro serio.
—Lo tiene y bastante….no pienso seguir con esto Jacob –dije alejando mis manos de él –no seguiré permitiendo que tengas ilusiones conmigo, eres mi amigo y eso será así para siempre….este es el adiós… —dije dando un paso hacia atrás.
—Alto…¿estas…?
—Estoy terminando con esta amistad…no quiero seguir manteniéndote en pausa…
—Bella, creo que esa decisión no es tuya, es mía, yo manejo mi vida, no tu… —lo quede mirando soportando ese dolor en mi estomago de nuevo. Esos habían sido mis pensamientos cuando Edward me había dejado.
—Jacob, no me has escuchado a lo largo de estos meses –tome mis manos nerviosas por tener que hacer esto –entre nosotros no pasará nada…y tú no estás pensando en mi como tu amiga, no lo niegues.
—¿Es que acaso hay alguien más? –sonreí triste.
—Siempre hay alguien más y lo sabes…. –el tenso su mandíbula, furioso.
—Solo te has enamorado de una ilusión Bella, eran solo sueños, viendo que él era casi como un Dios, ese mismo chupasangre solo te dejo porque se canso de ti, se aburrió –dijo mirándome fríamente. Esquive sus ojos oscuros, él tenía razón, Edward me había dejado porque se canso de mi, pero…aun así no lo podía sacar de mi mente.
—Eso es correcto, pero que lo digas no lograra que me sienta diferente a ti.
—¡Solo te estás negando a darme una oportunidad! –tome aire, tratando de ver si así tomaba fuerzas.
—No quiero hacer esto, escuchar cómo me gritas y te enojas….solo he venido aquí a mi última visita Jacob, siempre te veré como mi mejor amigo.
—Al que estas abandonando…por alguien que no está cerca de ti…te vas arrepentir Bella, tu ni siquiera me diste un tiempo para…
—Jake… —dije notando que él no me había escuchado durante este tiempo –yo no estoy hablando de oportunidades, yo no te puedo dar eso, porque estoy destrozada…no importa si eres el mejor hombre del mundo, yo lo amo a él.
—¡Él no se merece eso! –dijo levantando la voz considerablemente, pero segundo después me quedo mirando arrepentido por eso.
—Pero lo tiene….no lo puedo evitar –mire hacia el mar y el sol ya estaba escondiéndose por completo, el cielo estaba rojo –Lo siento –me gire y me apresure en salir de al lado de Jacob. No  me voltee a verlo y el tampoco me siguió, lo que me tranquilizo bastante.
Subí a la Chevrolet y salí de la Push lo más rápido que pude, lo último que vi de Jacob es que me miraba sin expresión alguna en su rostro, lo había traicionado y herido, pero realmente era necesario, no era sano lo que ocurría entre nosotros, sobre todo para él.
Me fui en un completo silencio por la carretera a Forks, mirando como los arboles estaban a los lados de la carretera y como unas nubes más allá, sobre el pueblo, me indicaban que estaba lloviendo.
Todo el trayecto me fui convenciendo de lo que había hecho con Jacob era lo mejor. Sam había hablado conmigo y me confeso de que estaba preocupado por él, porque solo pensaba en mi y lo triste que siempre me veía, en cómo encontrar una forma de animarme, en cómo me podía conquistar. En su vida no había otro tema que no fuera yo, por un momento pensé que podría ser su imprimación, pero Sam me dijo que ese sentimiento es reciproco y de eso era algo que estaba segura, yo no estaba enamorada de Jacob Black.
Estacione la camioneta al frente de esa mansión blanca, con jardines impresionantes, autos maravillosos y propietarios que te dejaban los pulmones sin aire de tanto suspirar. Esa mansión ahora solo era la prueba de cómo me sentía por dentro. Sola, vacía e insegura.
Sonreí al recordar cómo era todo el año pasado, antes de que viniera mi cumpleaños, como yo era feliz con Edward y como todo se arruino en un cerrar y pestañear de ojos.
Me acerque a la puerta y abrí con cuidado. Nadie venia para acá, pero no por eso no me las había ingeniado para entrar aquí. Pase tranquilamente por la sala que estaba vacía, como toda la casa, lo que me hacía sentir cada vez peor. No era como si venir aquí, fuera quitando el dolor que sentía, sino que lo iba aumentando, alejándome cada vez de todo lo que involucrara tener una relación normal o una vida.
Tome segura la manilla de la puerta y abrí la puerta. Por un momento me imagine que lo que estaba viendo era la habitación de Edward, exactamente como la vi por primera vez, pero al abrir los ojos, solo pude ver la realidad. Todo estaba completamente vacío, como si nadie hubiera vivido en este lugar. Había entrado solo tres veces aquí, a su habitación, pero no estaba ni cinco minutos cuando sentía ese hoyo en mi pecho y comenzaba a faltarme el aire, si, aquello era patético.
Entre con cuidado. Este día no era solamente para despedirme de Jacob o de Charlie luego de terminar mis vacaciones de invierno, sino que también era hora de decirle adiós a Edward Cullen. No lo podría olvidar, pero esto ya estaba pasando los límites establecidos en los post—rompimientos entre novios, esto se estaba convirtiendo en algo ridículo y yo iba a seguir con mi vida o por lo menos, ya tenía un plan.
Entre con cuidado y fui dando cada paso con cuidado, quería poder guardar esto en mi memoria para siempre, para que este recuerdo, me hiciera volver a la realidad cuando sentía una mano fría en mi mejilla por las noches, o cuando me sentía incomoda cuando caminaba de vuelta a la habitación en la Universidad. Edward se había ido y no iba a volver, ese era el pensamiento que tenía que tener claro, nada más.
Fui hacia el lugar donde debería tener sus discos. Al pasar por ahí, mi pie se hundió más de lo normal, comparado con mi reciente caminata. Mire hacia el suelo y pise más fuerte y la madera se hundió. En un segundo estaba inclinada en el suelo y comencé a mover la tabla para sacar lo que hubiera ahí, pero era difícil, ya que este piso estaba hecho para que fisuras como estas, no estuvieran.
—¿Qué demonios…? –dije cuando saque la tabla, era solo un pedazo pequeño. Tome la pequeña caja de terciopelo azul, que solo tenía un poco de polvo sobre ella y la abrí –No… —era un maldito anillo de compromiso. Sentí como toda mi sangre comenzaba a hervir de a poco. Maldito Edward, solo le gustaba jugar ¿Se iba a declarar conmigo? Gracias al cielo se arrepintió de lo nuestro antes de tiempo, ya que hubiera sido todo peor si esto se llegaba a completar. Tome el anillo y lo guarde en mi bolsillo. Esto me serviría para recordar que tener lejos a Edward, era mucho mejor.
Salí como una fiera de ese lugar y llegue a mi auto y salí de ese recinto, sería la última vez que Isabella Swan volvería a pisar este lugar.
Deje casi la camioneta tirada en casa y entre echa como un huracán.
—Bella ¿Qué te sucede? –dijo Charlie, poniéndose de pie. Estaba mirando televisión.
—Me voy antes a clases, ha sucedido algo, debo irme…
—Pero ¿hoy? ¿Es que ha pasado algo malo?
—Es una oferta de trabajo, papá –mentí descaradamente. No quería pasar un segundo más en Forks, esto era horrible y enfermizo, ya era hora de que saliera de este lugar para comenzar a tratar de acabar con esto.
—Esta anocheciendo… —levante los hombros quitándole importancia.
—Bella, esto tiene que ver con…
—Con que tengo una oferta de trabajo y me debo ir papá –el negó.
—No seas así con tu padre Bella, puedes irte mañana, siempre hay trabajo para estudiantes…no trates de matarme de preocupación, puedes irte mañana… —me quedo mirando y entendí de inmediato que él sabía que yo mentía, lo que me hizo sentir fatal. Me acerque como la mala hija que era y lo abrace. Se coloco rígido completamente por esa acción que demostraba sentimientos.
—Esta bien, me iré mañana… —dije cuando me separe y el volvió a respirar.
—Muy bien…ve a descansar Bella, tu rostro no luce muy bien –suspire. ¿Por qué demonios no puedo esconder lo que siento?...eso era sin dudas culpa de Jacob. Al principio de que Edward me dejara, no tenia expresión alguna, luego comencé a salir con Jacob y tampoco tenía expresión alguna, pero Jacob comenzó a tener más confianza…y bueno, me comenzó a obligar a tener expresiones, porque conversábamos bastante, el sabia todo lo ocurrido con Edward.
—Está bien, buenas noches.
—Buenas noches, hija –el me sonrió triste y decidí mejor dejar de ser una patética y subir.
Lave mis dientes y me aliste para dormir. Tome mi maravillosa pastilla para poder descansar y por fin conciliar el sueño como lo hacía cada día y me metí en la cama, para esperar solo unos minutos y sentir como mis ojos se iban cerrando hasta entregarme por completo a Morfeo.

Ya no sabía qué hora era pero sentí como algo frio pasaba por mi mejilla. Me removí porque sabía que era mi cabeza la que me traía recuerdos de cuando Edward pasaba su mano por mi mejilla y se sentía de la misma manera.
—Dejaste a Jacob por mi… —abrí los ojos y suspire cansada, esto era completamente normal para mi desde hace ya mucho tiempo.
—Eres un maldito psicópata que se está metiendo en mis sueños…ya te fuiste, debes dejar mi mente tranquila… —cada día por un año…bueno, no desde hace un año, pero si desde hace seis meses, cuando comencé a tomar Zolpidem, lo que me permitía dormir….y la maravilla de permitirme este tipo de alucinaciones.
—No deberías tratarme así…
—No, tienes razón, pero es inevitable, ya que estos sueños son la única oportunidad para verte y gritarte –esquive su mirada preocupada —hoy encontré un anillo en tu casa –el frunció el ceño levemente y esquivo mi mirada. Lucia exactamente como lo vi la ultima vez, aunque sus ojeras estaban muchas más marcadas. Era un Dios griego, con esa camiseta blanca y unos jeans, mirándome con sus ojos negros, su piel pálida y suave –deberías irte…
—Y tu deberías dejar de tomar estas –dijo moviendo mi caja de pastillas para el insomnio. Trate de quitárselas pero evito que lo hiciera. Decidida me senté en la cama –no te hacen bien –claro que no me hacían bien, si soñaba con él cada día, aunque ese era un motivo para tomarlas.
—Y tu deberías meterte en tus asuntos, como también deberías cazar, siendo mi alucinación no te tendría en estas condiciones, aunque quizás –dije pensando detenidamente –es un gusto que me doy a través de mi subconsciente –el sonrió, curvando sus labios.
—Eso quiere decir que me quieres ver sufrir ¿no? –lo quede mirando con el ceño fruncido. Esa era una pregunta injusta.
—Es lo mínimo, que sufras en mi mente por todo lo que me hiciste… —por sus ojos paso una ráfaga de dolor.
—Sabes que lo siento… —rodee los ojos.
—Eres una alucinación, claro que no tomare eso en cuenta, es como mirarme al espejo y pedirme disculpas… —cruce mis brazos mirándolo. La luz de la luna me daba la vista perfecta de su rostro.  Sin notarlo me vi llevando mi mano hacia su piel, pero Edward se alejo. Gruñí frustrada, siempre era lo mismo. Lo podía ver, lo podía escuchar, pero no lo podía tocar, por lo menos yo a él, sin embargo el sí a mi –Hasta en mi locura tienes el control –negué cansada de esto y me recosté de nuevo en mi cama –aunque si tienes razón en algo…las dejare, te debo dejar Edward –me gire un poco y pude sentir como se recostó a mi lado y se quedaba a mi lado, como antes, en esta misma habitación lo hacía. Desde que había llegado a Forks hace tres semanas, el había estado apareciendo en mis sueños cada día. En chicago no aparece muy seguido.
—No quiero que lo hagas –dijo apoyando su boca en mi oído. Debería tener pánico a tener este estilo de visiones, pero era imposible, era lo más cerca que podría tener a Edward y amaba estas pastillas mágicas que lo traían a mi memoria de una forma increíble –Pero debes hacerlo…
—Lo sé… —apoye mis manos en mi almohada para no tentarme a tocarlo, una vez trate, lo que termino mal. Edward no me dejo hacerlo y además, no lo vi por un mes completo.
—Hoy me elegiste ante Jacob Black…
—No, elegí la felicidad de Jacob antes que la mía…
—El no te conviene, es un metamorfo Bella –rodee los ojos. Hasta en mis visiones era un controlador.
—Y tú un vampiro y mira como termine, debes tener razón, un vampiro me rompió el corazón, quizás un metamorfo es aun peor…
—Él es peligroso e inestable…. –lo quede pensando un momento, él no tenía razón.
—Estas equivocado, Jacob jamás me haría daño…si no te conociera, diría que estas celoso… —sonreí –aunque cuando supuestamente te conocía…te creí cuando me dijiste que me amabas…eso fue todo mentira –el suspiro cuando escucho lo que le dije.
—No he mentido Bella…yo te amo… —rodee los ojos.
—No diré nada, es lo mismo que tus disculpas –me apoye más cerca de él. De verdad estas pastillas eran demasiado fuertes, pero no quería dejarlas, era el único momento del día o de la semana, donde me sentía tranquila, cuando Edward me abrazaba y me acompañaba en la noche hasta que me volviera a dormir, me mantenía cuerda…esa era la verdad, aunque suene irónico.
Edward se puso rígido por un momento, completamente incomodo.
—Bella… —dijo con un tono preocupado y nervioso.
—No digas nada más, es una orden como dueña de ti, solo abrázame, ha sido un mal día para mí–usualmente lo eran, pero este había sido especialmente malo, por Jacob.
—Lo siento –dijo aferrándome más a él –lo siento de verdad…he sido un cobarde…y yo te he quebrado, te he cambiado, todo por ser un maldito cobarde –cerré los ojos con fuerza al escuchar eso.
—Si fueras el verdadero Edward, y estuvieras diciendo esto, significaría que tú igual estarías destrozado…
—Lo estoy Bella… —me quede en silencio al escucharlo. Esto era enfermizo.
—Aun así te amo…aunque sea en visiones… —sentí como se relajo al escucharme.
—Lo sé y no me lo merezco… —no le dije nada, era verdad. Edward no se merecía nada –duerme, amor mío –decidí que él tenía razón, mejor comenzaba a dormir en este sueño para salir de él, quizás amanecía pronto o algo por el estilo.
Cerré mis ojos y mi sueño fue aun mejor, durmiendo tranquila en los brazos imaginarios de Edward.

Desperté y mire al lado de mi cama para ver si tenía a Edward junto  a mí, pero no, el nunca despertaba junto a mí, porque él nunca había dormido a mi lado.
—Tonta Bella –dije negando. Tome la caja de pastillas que estaban en mi mesa de noche y suspire, aun no estaba lista para dejarlas, pero debería hacerlo y pronto, tienen efectos secundarios importantes.

Deje todo en el bus y quede mirando a Charlie que me miraba triste.
—No deberías hacer esto…
—Me quiero ir…ya no doy más aquí y lo sabes, han sido unas largas tres semanas –el asintió triste.
—Agradezco que vinieras por mi –sonreí.
—Papá, claro que no te dejare aquí solo para siempre, solo que bueno…no creo que pase las vacaciones completas aquí.
—Entiendo…muchos recuerdos –Charlie no era de hablar  mucho de lo que me estaba pasando pero entendía todo lo que ocurría en mi vida, relacionado con Edward, el efecto que había dejado en mi.
—Así es…te quiero –dije abrazándolo, el respondió esta vez.
—Yo igual te quiero hija, que estés bien –me separe de él y le di un beso en la mejilla.
—Nos vemos…adiós.
—Adiós Bells –me gire y me dirigí hacia la entrada del bus.
—¡Bella! –escuche una voz que no era de Charlie. Sonreí al ver a Jacob que venía corriendo hacia nosotros, paso por el lado de Charlie y no lo tomo en cuenta sino que vino directo hacia mí. Charlie hizo una seña y se despidió, sabiendo que esto era complicado.
—Jacob, no hagas esto…
—Me quería despedir…solo eso –dijo triste, pero sonreí.
—Gracias –dije empinándome y abrazándolo.
—Te quiero mucho… —él me abrazo más fuerte.
—Yo igual –me quede así unos segundos hasta que el chofer me dijo que me apresurara. Nos separamos y levante los hombros sin nada más que hacer –Adiós Jacob… —él me quedo mirando y sin previo aviso, me tomo de mi cuello y me acerco a su rostro. Plantó sus labios contra los míos, yo  me quede helada, sin poder responderle, y él lo entendió.
—No te podía dejar ir sin hacer esto…ahora sí, adiós Bella –dijo mirándome triste. Yo me quede mirándolo sin saber que decirle, me había sorprendido.
—Adiós… —dije entrando al bus para salir por fin de Forks. Mire a través de la ventana y Jacob estaba ahí, me hizo una seña de despedida y el bus se alejo de terminal, alejándome de todo mi pasado y de toda mi vida.

Era de madrugada e iba caminando por el campus para llegar a las habitaciones de la Universidad. No había nadie, hacia frio y me comencé a asustar, por lo que apresure el paso para llegar pronto a los edificios. Ya no buscaba el peligro como meses atrás, pensando en que Edward me podría salvar.
Entre a la habitación y esta estaba vacía, claramente Carla estaba de vacaciones con sus padres. Deje mi bolso de ropa al lado de la cama y fui a buscar un vaso de agua al baño, lo deje en mi mesa de noche.
Me cambie a mi pijama color azul, sin evitar recordar de quién era ese color favorito.
Me senté en la cama y suspire, sabía que esto no estaba bien, pero tampoco estaría peor. Tome la caja de Zolpidem y saque todas las pastillas que quedaban en ella. Había más de treinta.
—Lo siento –dije pensando en mis padres, Jacob, Ángela, Mike, todas las personas que estaban ahí para mi, las que me querían.
Fui llevando a mi boca las pastillas, tomaba cada tanto un poco de agua para poder tragarlas. Mis ojos estaban llenos de lagrimas, pero me convencí de que no iba a llorar más por Edward, nunca más, el no se lo merecía.
Me recosté con frio bajo los cobertores y me quede mirando hacia el techo hasta que mis ojos se fueron cerrando de a poco, para siempre.

—¡¿Qué demonios has hecho?! –dijo Edward mirándome enojado, al final de mi cama.
—Lo que debí hacer hace mucho… —dije sentándome en la cama –esto es tu culpa, que te quede claro.
—Lo sé…sabes que lo siento –rodee los ojos.
—Tú eres yo, eres parte de mi conciencia, deja de decir eso, porque es como si yo lo estuviera diciendo.
—Bella… —dijo mirándome triste y preocupado, pero no se movía.
—Se acabo, por fin… —dije un poco más alegre, ya no tendría que seguir con mi vida. Había pensando en hacerlo, eso era cierto, pero este era mi objetivo, seguir mi vida, salir de Forks, para terminarla, acabar con ella.
—Te pedí que no hicieras nada como esto, me lo prometiste –dijo con el ceño fruncido.
—Yo no lo habré pedido –dije sorprendida por su desfachatez –pero creo que terminaras conmigo no era algo que deseaba, menos que me refregaras en mi rostro que no me amabas y que no era suficiente para ti.
—Eso es mentira Bella… —sonreí. Creo que mi conciencia no entendía que sabía que era yo misma haciendo que Edward hablara de esa forma –yo te amo… —baje la mirada triste, esto era cruel, de mi parte, provocar esto. Era enfermo y masoquista, pero me era inevitable, era la única forma de sentirme bien, volver a sentirme como antes.
—Yo igual te amo –dije ahora mirándolo.
Creo que siendo el último sueño de mi vida, él me permitiría que lo tocara. Saque los cobertores y me acerque a Edward, él se tenso y dio un paso hacia atrás, pero no se alejo más, lo que fue una buena señal.
—Jamás te dejaría de amar, aunque quisiera —dije llevando mi mano a su rostro. Sonreí al sentir su piel, era exactamente como lo recordaba, mi mente estaba haciendo un buen trabajo.
Me acerque más y cerré los ojos antes de poder sentir sus labios nuevamente, sonreí al apreciarlos, tan suaves pero tan dominantes al momento de responder el beso. Edward rodeo mi cintura y me acerco mas a él, haciendo que mi cabeza comenzar a sentirse aturdida por todo esto, mi corazón se acelero de sobremanera, no sabía si era por lo que estaba sucediendo o si mi cuerpo estaba muriendo.
Con cuidado me fue recostando en la cama, mirándome con sus ojos oscurecidos.
—Tus ojos están siempre tan negros….y tu ojeras –dije pasando mis pulgares por esas marcas.
—Estoy muriendo contigo, solo es eso… —dijo para volver a besarme.
Quedo recostado sobre mí, mi corazón ya estaba  a otro nivel de latidos, estaba latiendo desbocado.
Suspire al sentir las manos de Edward por mis piernas, subiendo lentamente, como si de verdad disfrutara sentir mi piel. Lo mire y él solo me miraba como siempre lo había hecho, como si fuera lo único que había en el planeta. Mirada que también tenía yo hacia él.
—¿Crees que esto…?
—Esto es lo mejor –dije sintiendo sus manos meterse bajo mi camiseta azul. El estaba siendo cuidadoso y se sentía increíble.
Edward fue sacando mi pijama de a poco, para después deshacerse de su ropa, la cual había sido la misma durante seis meses. Se veía glorioso.
Era increíble como besaba mi piel, como si fuera adorando cada segundo de este momento, exactamente como yo lo había hecho. Cerré mis ojos al sentir como él iba uniendo nuestros cuerpos. Edward me estaba haciendo el amor de una forma maravillosa, mientras besaba mi rostro, estaba siendo tan delicado, exactamente como mi subconsciente había deseado esto.
En un momento sentí como mi corazón comenzaba a latir más y más rápido. Fue ahí cuando sentí una ola de placer que recorría mi cuerpo. Edward me había enseñado el cielo.
Me recosté lentamente en la cama, me sentía extraña.
—Edward… —dije tomando su mano.
—Aquí estoy… —dijo envolviéndome con sus brazos como lo hacia todas las noches.
—Ya está ocurriendo… —dije un poco asustada. Sentía como si mi corazón hubiera explotado en mi pecho.
—¿Qué pasaría si te dijera que esto es real? –sonreí triste.
—Seria aún más patética… —me quede quieta, aferrándome al brazo de Edward que envolvía mi cintura.
—No lo serias…
—No eres frio…ni tampoco has evitado esto, tú no eres por completo mi Edward… —dije ahora teniendo la mirada fija hacia el piso. Sintiendo como ya mi agarre no era tan fuerte como cinco segundos atrás –me tengo…que ir…
—Lo sé… —el me aferro más a su cuerpo –lo siento…
—No eres él…. –mis pies se fueron durmiendo, quedando sin vida, y acabando conmigo lentamente, mis piernas le siguieron, mi tórax, ya no tenía fuera para tomar a Edward –Adiós… —dije sintiendo como me quedaba sin vida en un sueño.
Por fin esto había acabado, por completo, y él había ganado. Edward se había ido y me había dejado destrozada, el era lo que mi vida siempre había necesitado. Un pilar que no fuera menos inmaduro que yo como mi madre, o que no fuera capaz de saber ser un padre completo, como Charlie. Edward era mi felicidad, mi pasado, presente y mi futuro, ahora solo se podría decir que fue mi pasado. Había acabado conmigo, y no había logrado volver a tener mi vida sin él. Estábamos destrozados.

0 Lectores:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena